¿Qué es una adicción?
Una adicción es un trastorno caracterizado por el comportamiento compulsivo hacia una sustancia, actividad o comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas que pueda generar en la vida de una persona. Este trastorno implica una dependencia psicológica y, en muchos casos, física, lo que significa que la persona siente una necesidad constante de consumir la sustancia o participar en la actividad, lo que puede interferir gravemente con su bienestar y su capacidad para llevar una vida normal.
Las adicciones pueden ser de diferentes tipos:
Adicciones a sustancias: Como el alcohol, las drogas, el tabaco, o incluso medicamentos recetados, que afectan directamente al cerebro y generan un deseo irresistible de consumirlas.
Adicciones conductuales: Como el juego, la adicción al trabajo, el uso excesivo de internet o las redes sociales, o la compra compulsiva. Aunque no involucran una sustancia, estas conductas pueden generar un patrón similar al de las adicciones a sustancias, afectando la vida emocional, social y profesional de la persona.
La adicción generalmente se desarrolla de manera gradual y puede generar cambios en la estructura cerebral, lo que dificulta la capacidad de la persona para controlar sus impulsos. A menudo, quienes sufren de adicciones necesitan apoyo especializado para poder superarlas y recuperar el control sobre sus vidas.
Las adicciones tienen un impacto profundo en la perspectiva de una persona, afectando cómo ve a sí misma, a los demás y al mundo que la rodea.
La adicción puede alterar la forma en que una persona percibe su entorno y las situaciones cotidianas. Las sustancias o comportamientos adictivos pueden generar estados de ánimo extremos, como euforia, ansiedad, paranoia o depresión, lo que distorsiona la realidad. En muchos casos, las personas adictas pueden ver sus problemas de manera exagerada o minimizar sus consecuencias, lo que les impide tener una visión clara de su situación. Las personas que sufren de adicción suelen sentir que han perdido el control sobre sus vidas. La adicción puede generar una sensación de impotencia, como si la persona estuviera atrapada en un ciclo del que no puede salir. Esto puede llevar a una perspectiva de desesperanza, donde se sienten incapaces de cambiar o mejorar, lo que afecta su motivación y bienestar emocional.
Las adicciones pueden hacer que una persona pierda el enfoque en las relaciones familiares, amistades y laborales. También puede llevar a la persona a priorizar su sustancia o comportamiento adictivo sobre las personas que la rodean, lo que provoca conflictos, aislamiento y ruptura de lazos. Esto puede cambiar su perspectiva sobre el valor de las relaciones, llevándola a justificar el daño que causa a los demás por el deseo de satisfacer su adicción.
Muchas personas que sufren de adicción tienden a negar la gravedad de su problema, minimizando las consecuencias o el impacto que tiene en su vida y en la de los demás. Esto puede distorsionar la perspectiva de la persona, ya que tienden a ver su comportamiento como algo manejable o inofensivo, aunque los efectos negativos sean claros para los demás.